Un psiquiatra de renombre mundial, formado en Harvard y autor de decenas de artículos científicos, pide una «moratoria» sobre las vacunas COVID-19 debido a la explosión de reacciones adversas y a las miles de muertes que se han producido entre quienes han recibido la inyección.
«La vacuna es mucho más peligrosa que el COVID-19», dijo esta semana el Dr. Peter Breggin, antiguo asesor del Instituto Nacional de Salud Mental, a John-Henry Westen, de LifeSiteNews.
«Ahora está muy claro que necesitamos absolutamente una moratoria sobre esto. No la recibas [la vacuna]. Necesitamos una moratoria», dijo.
Los comentarios de Breggin se producen cuando más de 10.000 personas han muerto tras recibir la vacuna COVID-19 (que se haya reportado), y decenas de miles han sufrido «efectos adversos».
Sus comentarios también se producen a raíz de que las agencias federales de EE.UU. suspendieran el uso de la vacuna COVID de Johnson & Johnson mientras investigan la posible relación de la vacuna con coágulos de sangre potencialmente peligrosos. La vacuna de AstraZeneca también se ha suspendido en varios países como Dinamarca, Noruega e Islandia, mientras que Alemania ha restringido su uso a las personas mayores de 60 años. Los CDC confirmaron a Epoch Times que 5.800 estadounidenses contrajeron el COVID-19 estando completamente vacunados contra el virus, de los cuales casi 400 requirieron hospitalización y 74 murieron. Y un reciente estudio de la Universidad de Oxford advierte que las vacunas de Pfizer y Moderna también pueden causar coágulos sanguíneos.
Breggin es un médico especializado en salud mental. Se ha hecho un nombre por sus exitosos esfuerzos por reformar el campo de la salud mental con sus críticas a los diagnósticos psiquiátricos y a los fármacos. Es autor de libros como Toxic Psychiatry, Talking Back to Prozac y Talking Back to Ritalin. Ha sido aclamado como la «conciencia de la psiquiatría». Su último libro se titula «Covid-19 y los depredadores globales: nosotros somos la presa«.
En su entrevista con LifeSiteNews, Breggin afirma que el COVID-19 ha sido utilizado por las élites mundiales como «tapadera» de un nuevo orden mundial -llamado por Klaus Shawb The Great Reset -en el que las vacunas desempeñan un papel esencial en el control de la población-.
«El problema científico es que cualquiera que reciba la vacuna es un experimento. Usted es un sujeto experimental y fue planeado durante décadas para que fueras un sujeto experimental con las vacunas», dijo.
Breggin ha calificado las vacunas de «altamente experimentales» y «muy peligrosas», señalando que ni siquiera han sido probadas en animales.
Las vacunas interfieren «con el ARN de tus células», dijo. «Transforman el ARN, que está muy relacionado con el ADN, para fabricar proteínas que tus propias células pueden atacar; tu propio cuerpo puede atacar a tus células T, a tus anticuerpos. Tal vez podría hablar de esto con más detalle, pero sólo quiero señalar que se trata de algo muy extraño.»
Ha dicho que el creciente número de muertes tras recibir la vacuna, según el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS) de los CDC, representa probablemente sólo una pequeña fracción del número real de muertes, ya que la notificación es voluntaria y muchos médicos optan por no informar porque no quieren verse implicados en una demanda por negligencia médica por haber inyectado la vauna.
«Es una fracción de las muertes», dijo Breggin.
«Es posible que en lugar de las 2.000 muertes que hay ahora en Estados Unidos estrechamente relacionadas con la vacuna, sean 20.000. No tenemos ni idea. Podría ser incluso mayor. «
El médico expuso lo que ha llamado el «objetivo político» al que sirven las vacunas: obligar a la gente a recibir vacunas experimentales para un virus del que la mayoría de los infectados se recupera es, en última instancia, «aplastar el espíritu humano» y hacer a la gente más dócil al «totalitarismo» y a «un duro autoritarismo».
«Todo el objetivo es aumentar la docilidad de la población. Y el totalitarismo, el autoritarismo duro, aplasta el espíritu humano», dijo.
Breggin dijo que detrás de las medidas coercitivas infligidas a las poblaciones en nombre de su protección contra el virus está el deseo de las élites globalistas de «dominar a otros seres humanos».
«Eres el objetivo de una red totalitaria de depredadores globales que son todos impíos. Ninguno de ellos cree en Dios. Ninguno de ellos cree en el patriotismo. Ninguno de ellos cree en Estados Unidos. Ninguno de ellos cree en la libertad», dijo.
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