Benchy es un barquito muy conocido entre los aficionados a la impresión 3D por ser una de las figuras más usadas precisamente como prueba para comprobar si las impresoras están bien calibradas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Leiden acaba de lograr imprimir una copia… de 30 micrómetros.
El barquito es tan pequeño que cabría perfectamente en el interior de un pelo humano. De hecho, esta versión de Benchy no es solo una prueba de calibración, se mueve usando como propelente una pequeña cantidad de platino que reacciona con el peróxido de hidrógeno. Lo fascinante es que hasta han logrado imprimir el techo de la cabina, un reto que es complicado hasta en la impresión 3D a tamaño convencional.
Benchy es un barquito muy conocido entre los aficionados a la impresión 3D por ser una de las figuras más usadas precisamente como prueba para comprobar si las impresoras están bien calibradas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Leiden acaba de lograr imprimir una copia… de 30 micrómetros.
El barquito es tan pequeño que cabría perfectamente en el interior de un pelo humano. De hecho, esta versión de Benchy no es solo una prueba de calibración, se mueve usando como propelente una pequeña cantidad de platino que reacciona con el peróxido de hidrógeno. Lo fascinante es que hasta han logrado imprimir el techo de la cabina, un reto que es complicado hasta en la impresión 3D a tamaño convencional.
La técnica usada para imprimir en 3D a un tamaño tan increíblemente pequeño consiste en un láser enfocado sobre una gota de material sensible a la luz. El haz endurece el material allí donde golpea y permite crear, capa, por capa, la estructura del barco incluso con el techo.
Más allá del hecho de haber logrado crear la copia de Benchy más pequeña del planeta, el estudio tiene utilidad a la hora de desarrollar microrrobots capaces de navegar dentro de los tejidos del organismo. Los resultados de la prueba acaban de publicarse en la revista Soft Matter.
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