En medio de este escrutinio público contra empresas como Facebook y Google, tal vez te preguntes por qué debería preocuparte tu privacidad. El último artículo del Fondo Monetario Internacional podría darte alguna idea.
Cuatro investigadores del FMI examinaron la relación actual entre finanzas y tecnología, así como el futuro esperable en ese sentido, mencionando la posibilidad de usar datos como el historial de búsqueda, navegación y compras para calcular de una forma más precisa la calificación crediticia de una persona o empresa; es decir, su puntuación para recibir un crédito. Los investigadores argumentan que este enfoque podría resultar en mayores préstamos a los prestatarios que son rechazados por las instituciones financieras tradicionales.
“Los bancos tienden a amortiguar los términos de un crédito para sus clientes a largo plazo durante las recesiones” porque ya tienen un historial y una relación con el cliente, escriben los autores del artículo. Ahora, imagina el historial que tiene Facebook de sus usuarios y, de repente, sus planes de lanzar su propia moneda virtual y transferencias de dinero en WhatsApp cobran sentido.
Esto va más allá de joderte por tus tendencias consumistas. Lo que intenta el FMI en realidad es salvar al sistema bancario institucional de la amenaza de Facebook, Google, Apple y todas las empresas poseedoras de una ingente cantidad de big data que se han metido de alguna forma en tus finanzas. Las empresas tecnológicas tienen un mayor acceso a tu información virtual y las plataformas de mensajería como WhatsApp pueden reemplazar las ubicaciones físicas donde los bancos tradicionalmente se reúnen con sus clientes.
Incluso en el juego de los créditos a empresas, que siguen dominando los bancos, las cosas podrían cambiar “debido al auge de la computación en la nube, que podría permitir que las grandes empresas de tecnología crearan ecosistemas B2B que incluyan a grandes clientes corporativos”.
“El tipo de navegador y hardware utilizado para acceder a internet, el historial de búsquedas y compras en línea” podrían incorporarse mediante aprendizaje automático en la evaluación de la calificación crediticia, dicen los investigadores, sin especificar cómo funcionarían esos algoritmos.
Los autores reconocen que incorporar este tipo de datos en el análisis crediticio despertaría preocupaciones de privacidad, y requeriría que las grandes multinacionales tecnológicas flexibilizaran sus estándares de ídem, pero confían en que una relación más íntima entre el prestamista y el prestatario permita que los bancos aflojen más dinero en tiempos en los que la gente lo necesita.
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