Un tipo de paracetamol de Johnson & Johnson que se vendía en Estados Unidos fue el inició del cambio
Las medicinas que compras en la farmacia suelen venir con un triple sellado, pero lo que probablemente no sabías es que eso se debe a un caso sin resolver que ocurrió hace 40 años. Una serie de muertes en el área de Chicago sembró el pánico y provocó cambios en la industria farmacéutica.
Septiembre de 1982. Varios casos hicieron saltar las alarmas, todas personas de distintas edades que habían tomado Tylenol extra fuerte, un tipo de paracetamol de Johnson & Johnson que se vendía en Estados Unidos. Las víctimas morían poco después de envenenamiento por cianuro.
Tras probar grandes cantidades del medicamento en farmacias en todo Estados Unidos, la policía determinó que quienquiera que estuviera manipulando el producto lo estaba haciendo después de que hubiera salido de los fabricantes. Además, se determinó que el ataque se limitaba al área de Chicago.
Las primeras pesquisas hablaban de que probablemente estaban sacando cápsulas de los estantes de las farmacias, inyectando las cápsulas de gel con el cianuro antes de volver a sellar los paquetes (la policía dijo que las botellas manipuladas olían a almendras, característica del cianuro).
Pasaron los meses y jamás se supo quien o quienes estaban detrás. Sin embargo, durante el pánico y las secuelas, se tomaron medidas para garantizar que no volviera a suceder. De hecho, dichas medidas se han mantenido hasta hoy.
Johnson & Johnson ordenó retirar de inmediato el producto y ofrecieron 100.000 dólares por información que condujera al arresto de quien colocó cianuro de potasio en el Tylenol. Seis meses después, la compañía había diseñado un nuevo empaque de triple sellado para medicamentos con una caja con cierre pegado, un sello de aluminio y un anillo de plástico alrededor del cuello de la botella que mostraría a los clientes si había sido manipulado de antemano.
Además, trabajaron con la FDA de Estados Unidos para producir características a prueba de manipulaciones para que los consumidores pudieran ver fácilmente si se había abierto el empaque. Estas características, como blísteres y sellos de aluminio, pronto se convirtieron en estándar en todo el mundo (por cierto, Johnson & Johnson pasó de las cápsulas a los comprimidos, que eran menos fáciles de contaminar).
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